Las diferencias entre los términos eficacia, eficiencia y efectividad se atribuyen a Peter Drucker, escritor, periodista, profesor y filósofo austriaco, considerado el padre de la gestión moderna. En base a su libro El ejecutivo eficaz (1967), Drucker plantea lo siguiente:

Una persona eficaz es aquella que realiza las tareas adecuadas para alcanzar los objetivos que se propone. La eficacia, por tanto, tiene que ver con el qué.

Una persona eficiente es aquella que utiliza el menor número de recursos posibles para realizar las tareas. La eficiencia, por tanto, tiene que ver con el cómo.

Una persona efectiva es aquella que combina la eficacia con la eficiencia. Busca el equilibrio entre alcanzar los resultados esperados de la manera más rentable posible. Si nos centramos demasiado en la eficiencia y no tanto en la eficacia es posible que estemos gestionando bien los recursos pero no en la dirección adecuada. Por el contrario, si solo tenemos en cuenta la eficacia, podríamos lograr nuestros objetivos, pero a un coste muy superior al necesario.


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